viernes, 27 de febrero de 2015

La memoria silenciada de los crímenes franquistas en Córdoba


El documental Dejadme llorar. El genocidio olvidado rescata los testimonios de las víctimas del franquismo en Córdoba y su provincia donde se contabilizaron más de 12.000 muertes.


"No se podía llorar a los muertos, no se podía hablar de ello, el miedo lo invadía todo. Durante los cuarenta años del franquismo estas familias estuvieron siempre marcadas y ahora, otros cuarenta años de democracia después, aún no se les ha reconocido como víctimas de las atrocidades más horribles". Las palabras del periodista Jordi Gordon relatan la realidad silenciada de las miles de víctimas del franquismo en Córdoba y su provincia a las que trata de dar voz en su documental Dejadme llorar. El genocidio olvidado para rescatar de la memoria callada los hechos que acaecieron en Córdoba durante el régimen.

El documental cuenta como narrador con la voz del historiador Francisco Moreno que, durante 35 años, ha dedicado su investigación a recoger testimonio y desentrañar los crímenes que el franquismo llevó a cabo en Córdoba y su provincia, donde se contabilizaron más de 12.000 personas asesinadas, casi todas ellas en los primeros quince años de la dictadura.

Junto a la narración de los hechos, las voces en primera persona, los testimonios de las víctimas que aún viven, de quienes entonces eran niños y ahora en su vejez aún no han visto reconocido el sufrimiento que vivieron "arrebatados de los brazos de sus padres asesinados, les quitaron la familia, les despojaron de sus bienes, los arrojaron a la miseria, sin sus casas, les quitaron sus vidas", cuenta Gordon.

"Aún hoy hay 4.000 cadáveres enterrados en fosas comunes en los cementerios de San Rafael y La Salud -en la capital cordobesa- pero la memoria colectiva no lo conoce, se ha callado, se ha silenciado y olvidado", denuncia el periodista. Y aún hoy, apunta, "hay personas que cuentan que siguen viviendo con miedo, traumatizadas, sin que se les haya hecho justicia ni curado sus heridas".

Y en esta presentación del avance del documental, Gordon aprovecha para recordar que, en esta Córdoba, "una ciudad ligada siempre al encuentro, al diálogo, se haya tapado y silenciado el genocidio de miles de personas que no apoyaron el golpe militar" de Franco. "Nos olvidamos de lo que pasó aquí mismo", lanza como reflexión y apunta su constatación de que "en España hay víctimas de primera que son la del terrorismo, a las que se le hacen todos los reconocimientos, y víctimas de segunda que son las del franquismo a quienes nadie escucha".

Dejadme llorar. El genocidio olvidado -que estará terminado en esta primavera con la inclusión de los testimonios del juez Baltasar Garzón que quiso investigar los crímenes franquistas y de la jueza argentina María Servini que lo hace actualmente desde el país sudamericano- "es un grito en nombre de los Derechos Humanos", clama su director. "No sólo es un problema de memoria, es también un problema de solidaridad porque es hora ya de que la sociedad haga de una vez por todas sus tareas democráticas".



FUENTE: CORDOPOLIS

martes, 24 de febrero de 2015

¿Cuánto dinero le debe Grecia a España?


Por Eduardo Garzón Espinosa y Carlos Martínez Núñez


En los últimos días varios representantes políticos han opinado sobre la cantidad de dinero que tiene en juego el Estado español en Grecia, a tenor de la posibilidad de que el gobierno griego consiga reestructurar su deuda pública o aplicar alguna quita parcial. En particular, el portavoz del PP en la Eurocámara, Esteban González Pons, hizo la siguiente declaración: "Los españoles les prestamos 26.000 millones, y yo no soy partidario de perdonárselos; que nos los devuelvan, porque nosotros también los necesitamos". Por su parte, el ministro de economía Luis de Guindos afirmó lo siguiente: "Hay 26.000 millones de euros prestados y España tiene que velar por ese dinero, que es de todos los españoles. Yo creo que cualquier político responsable lo que quiere es que ese dinero se recupere". Por último, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, sostuvo que si España no hubiese prestado 32.744 millones de euros a Grecia podrían haber aumentado "las prestaciones un 50% o aumentar las pensiones un 38%". 

En primer lugar, y tal como se puede observar, las cifras que facilitaron estos dirigentes no coinciden: un propósito de este documento es explicar a qué se deben estas diferencias. En segundo lugar, algunas de sus afirmaciones son directamente falsas; el segundo propósito del documento es explicar de forma asequible y sencilla por qué lo son. Veamos.

- En mayo de 2010, el Eurogrupo propuso que todas las economías del euro prestaran dinero al Estado griego, que ya atravesaba grandes dificultades de financiación. Todos los países aceptaron la propuesta menos Eslovaquia. Portugal e Irlanda se retiraron del programa cuando pidieron su propio rescate. El Estado español terminó prestando a Grecia 6.659,48 millones de euros en correspondencia por su peso en la Eurozona. La deuda pública española aumentó en esa cantidad. Cuando transcurra el plazo acordado (en torno a 16 años), el Estado español verá de vuelta ese dinero. Si Grecia realiza una quita parcial a esos préstamos (algo que ya no pretende el gobierno de Syriza), el Estado español no vería de vuelta todo el dinero, pero sí una parte. Sólo en el caso extrañamente raro y altamente improbable de que Grecia realizara una quita total a todos esos préstamos, España no recuperaría ni un euro de esos 6.659,48 millones.

- Durante los dos próximos años el Banco Central Europeo (BCE) estuvo comprando deuda pública griega (por lo tanto, la deuda pública española no aumentó ni un euro). Cuando transcurra el plazo de vencimiento de esos títulos de deuda, el BCE recibirá el dinero que utilizó en las compras (España no recibirá nada). Si Grecia realiza una quita parcial a esos títulos (algo que ya no pretende el gobierno de Syriza), el BCE no vería de vuelta todo el dinero, y España tendría que asumir pérdidas por la parte correspondiente. Sólo en el caso extrañamente raro y altamente improbable de que Grecia realizar una quita total a todos esos títulos, España tendría que asumir pérdidas por 2.587 millones de euros (en correspondencia a su participación en el capital del BCE).

- Dos años más tarde, en mayo de 2012 el Eurogrupo decidió que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera gestionara las nuevas ayudas a Grecia. Este organismo logró que los inversores privados prestaran dinero a Grecia haciendo que los Estados europeos avalaran los préstamos. España avaló la cantidad de 18.113 millones de euros, y por lo tanto su deuda pública no aumentó nada. Cuando transcurra el plazo acordado (en torno a 30 años), Grecia devolverá el dinero a los inversores privados (España no recibirá nada). Si Grecia realiza una quita parcial a esos títulos (algo que ya no pretende el gobierno de Syriza), el Estado español tendría que pagar parte de esa cantidad no devuelta. Sólo en el caso extrañamente raro y altamente improbable de que Grecia realizara una quita total a todos esos títulos, España tendría que pagar 18.113 millones de euros.


La suma de las tres cantidades que perdería el Estado español en ese muy improbable y absurdo caso alcanza los 27.359,48 millones de euros, que es el volumen al que se refirieron de forma aproximada tanto Luis de Guindos como Esteban Pons. Lo importante es entender que sus afirmaciones no hacen honor a la realidad por varios motivos: en primer lugar, es absurdo situarse en ese hipotético caso que nadie considera, que es el de que Grecia haga una quita total a toda la deuda que afecta a España (y más aún sabiendo que el gobierno de Syriza ha abandonado esa posibilidad). En segundo lugar, incluso aunque la quita total tuviese lugar, España no "recuperaría todo ese dinero" (como dicen los citados responsables políticos) porque, tal y como se ha explicado, buena parte del dinero se lo devolverá Grecia al BCE y a los inversores privados, no a España.

Con respecto a la cifra (superior) que facilitó el ministro Margallo hay que entender que sumó cantidades que no debería haberlo hecho en ningún caso. A esos 26.000 millones de euros el ministro añadió los aproximadamente 6.000 millones de euros que se registran en el sistema interbancario europeo Target2 (esta cantidad cambia cada día). Pero se trata de un error importante, porque esa cantidad no es deuda del Estado griego frente al español ni se lo parece. En el sistema Target2 se anota todo el dinero que sale de un país de la zona euro hacia otro. El dinero puede salir porque se haya producido un préstamo entre Estados o por muchos otros motivos. La forma de anotar una salidad se representa en el "pasivo" del banco central del país en cuestión, y esto es lo que Margallo o sus asesores han confundido como "deuda". Por ejemplo, cuando un ciudadano griego saca el dinero de su banco (porque teme la quiebra del banco o por cualquier otra razón) y lo deposita en un banco español, en el sistema interbancario se anota una "deuda" del Banco de Grecia frente al Banco de España. Al mismo tiempo también se anota una "deuda" por la misma cantidad del banco español frente al ciudadano griego. Pero son sólo anotaciones contables; no es que el Estado español le haya prestado dinero al griego.

La perversa intención de manipular los datos para sembrar el miedo (y el odio) es evidente en este último caso, pero también se desprende lo mismo de las afirmaciones del ministro de economía y del portavoz del PP en la Eurocámara. Sus afirmaciones son incorrectas y su análisis no es riguroso: no tiene sentido remarcar lo que España perdería en un hipotético caso extremo que difícilmente ocurrirá, y mucho menos manipular los mensajes para que dé la impresión de que si Grecia cumple sus compromisos veríamos aumentar las arcas públicas en cantidades importantes. El interés de estos representantes políticos por situar a la ciudadanía frente a la posición del nuevo gobierno griego salta a la vista.



FUENTE: FEC (Fundación por la Europa de los ciudadanos).

viernes, 20 de febrero de 2015

Carta abierta de Alexis Tsipras a los alemanes: lo que nunca les dijeron sobre Grecia


Carta abierta a los lectores alemanes


Carta abierta de Alexis Tsipras a los ciudadanos alemanes publicada el 13 de enero en Handelsblatt, un importante periódico de finanzas alemán.

Alexis Tsipras | Syriza | 13/01/2015

La mayoría de ustedes, queridos lectores del Handesblatt, tendrán una idea preconcebida sobre aquello de lo que tratará este artículo antes quisiera de haberlo leído. Les ruego que no sucumban a semejantes preconcepciones. El prejuicio no ha sido nunca una buena guía, especialmente durante períodos en los que una crisis económica refuerza estereotipos y genera ignorancia, nacionalismo e incluso violencia.

En 2010 el estado griego dejó de ser capaz de pagar sus deudas. Desafortunadamente, los responsables europeos decidieron fingir que el problema podría ser superado mediante el mayor préstamo de la historia bajo la condición de una austeridad fiscal que, con precisión matemática, hundiría los ingresos nacionales que permitían el pago tanto de la anterior como de la nueva deuda. Así, un problema de insolvencia se resolvió como si fuese un caso de falta de liquidez.

En otras palabras, Europa adoptó las tácticas de los peores banqueros, quienes se niegan a reconocer préstamos equivocados y prefieren conceder otros nuevos a la entidad insolvente, de manera que puedan fingir que el préstamo original está funcionando, cuando realmente lo que se logra es extender la bancarrota en el futuro. No se necesitaba más que sentido común para ver que la aplicación de la táctica de "prolongar y fingir" llevaría a mi país a un estado trágico. Así, en lugar de la estabilización de Grecia, Europa estaba creando las circunstancias para una crisis retroalimentada que socava los cimientos de Europa misma.

Mi partido, y yo personalmente, nos opusimos frontalmente al préstamo de mayo de 2010 no porque ustedes, ciudadanos de Alemania, no nos dieran suficiente dinero, sino porque nos daban demasiado, mucho más de lo que debieran haber concedido, y nuestro gobierno aceptó más, mucho más de lo que tenía derecho a aceptar. Dinero que, en todo caso, ni ayudó al pueblo griego (que estaba siendo arrojado al agujero negro de la deuda insostenible) ni atajó el crecimiento desmedido de la deuda nacional, y todo con un gran costo para los contribuyentes griegos y alemanes.

De hecho, incluso antes de que pasara un año ya había ocurrido y, desde antes de 2011 y en adelante, nuestras predicciones se confirmaron. La combinación de nuevos y gigantescos préstamos con asfixiantes recortes en el gasto público no solamente no lograron controlar la deuda, sino que además castigaron a los ciudadanos más débiles, convirtiendo a personas que hasta entonces habían vivido una existencia mesurada y modesta, en pobres y mendigos, negándoles, sobre todas las cosas, su dignidad. El colapso de ingresos provocó la ruina de miles de empresas, reforzando el poder oligopólico de las grandes firmas supervivientes. Así, los precios han ido cayendo, pero más lentamente que nóminas y salarios, deprimiendo la demanda de bienes y servicios, y destrozando los ingresos nominales mientras la deuda continuaba con su crecimiento inexorable. En este escenario, el déficit de esperanza se aceleró incontrolablemente, antes de que pudiésemos darnos cuenta, el "huevo de la serpiente" eclosionó, con el resultado de bandas neonazis patrullando nuestros barrios, difundiendo su mensaje de odio.

A pesar del fracaso evidente de la lógica de "extender y fingir", esta todavía se ha seguido aplicando hasta hoy. El segundo "rescate" griego, aplicado en la primavera de 2012, añadió otro enorme préstamo sobre los debilitados hombros de los contribuyentes griegos, pulverizando nuestra reserva de la seguridad social y financiando una despiadada nueva cleptocracia.

Reputados analistas han hecho referencia recientemente a la estabilización de Grecia, incluso a signos de crecimiento. Por desgracia, la "griecuperación" es un espejismo que debemos evitar lo antes posible. El reciente y modesto crecimiento real del PIB, en el entorno del 0,7% no señala el fin de la recesión (como ha sido proclamado) sino, más bien, su continuación. Piénsenlo: Las mismas fuentes oficiales dan, para el mismo cuatrimestre, un índice de inflación de -1.80%. Esto es, deflación. ¡Lo que significa que el crecimiento del 0,7% del PIB real se debe a un índice de crecimiento negativo del PIB nominal! En otras palabras, lo que ha ocurrido es que los precios disminuyen más rápidamente que el ingreso nacional nominal. ¡No es exactamente una causa para proclamar el fin de seis años de recesión!

Permítanme que les diga que este lamentable intento de crear una nueva versión de las "estadísticas griegas", con el objetivo de declarar terminada la actual crisis de Grecia, es un insulto para todos los europeos que, por lo menos, se merecen la verdad acerca de Grecia y de Europa. Seré franco: la deuda griega es insostenible actualmente y nunca será devuelta, especialmente cuando Grecia está siendo sometida a una constante asfixia fiscal. La insistencia en estas políticas sin salida, y en la negación de la simple aritmética, le cuesta al contribuyente alemán muchísimo, mientras, al mismo tiempo, condena a una orgullosa nación europea a la indignidad permanente. Y lo que es peor: a este ritmo, más pronto que tarde, los alemanes irán contra los griegos, los griegos contra los alemanes y, de manera poco sorprendente, el ideal europeo sufrirá fallas catastróficas.

Alemania, y en particular los esforzados trabajadores alemanes no tienen nada que temer de la victoria de SYRIZA. Nuestro objetivo no es enfrentarnos a nuestros socios. No es asegurar préstamos más grandes o, equivalentemente, mayores déficits. Nuestro objetivo es, más bien, la estabilización del país, presupuestos equilibrados y, por supuesto, dejar de exprimir a los contribuyentes griegos en el marco de un préstamo que es, simplemente, impagable. Estamos comprometidos a terminar con la lógica de "extender y fingir", pero no contra los ciudadanos alemanes, sino desde una visión de ventajas mutuas para todos los europeos.

Estimados lectores, entiendo que tras su "demanda" de que nuestro gobierno cumpla con todas las "obligaciones contractuales", se esconde el miedo de que si ustedes nos dejan a los griegos un poco de espacio para recuperarnos, volvamos a las viejas y malas costumbres. Reconozco y respeto esta preocupación. Sin embargo, déjenme decirles que no fue SYRIZA la que incubó la cleptocracia que hoy finge suspirar por "reformas", siempre y cuando dichas "reformas" no afecten sus mal habidos privilegios. Estamos preparados y deseamos introducir reformas profundas, para las que buscamos el mandato de los electores, naturalmente en colaboración con nuestros socios europeos. 

Nuestro objetivo es crear un New Deal europeo, dentro del cual nuestro pueblo pueda respirar, crear y vivir en dignidad.

Una gran oportunidad para Europa está a punto de nacer en Grecia el 25 de enero. Una oportunidad que Europa no puede permitirse perder. 


FUENTE (inglés): http://syriza.net.gr/index.php/en/pressroom/253-open-letter-to-the-german-readers-that-which-you-were-never-told-about-greece

VISTO EN Iniciativa Debate

miércoles, 18 de febrero de 2015

El Gobierno cierra filas ante la ONU y recurre a la Ley de Memoria Histórica que dejó sin fondos

PUBLICADO POR PÚBLICO | Alejandro Torrús | 10-09-2014



Cierre de filas total y absoluto.

Ante el duro informe del relator especial de la ONU para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, Pablo de Greiff, el Gobierno español ha reaccionado matando al mensajero en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra. La representante de España ha calificado el informe a ratos de "erróneo", otras de "inexacto", así como ha acusado al relator de la ONU de "olvidar" reunirse con otras asociaciones de víctimas de la dictadura que consideran que "el mayor triunfo de sus pretensiones" ya se había logrado: "la consolidación de la democracia". Eso sí, no ha sabido concretar a qué asociaciones se refería tras ser preguntada por víctimas de la dictadura al término de la reunión.

Así, la representante de España ante la Oficina de Naciones Unidas en Ginebra, Ana María Menéndez, ha llevado a cabo una encendida defensa de la Transición, de la Ley de Amnistía y el papel del Poder Judicial respecto a la impunidad de la dictadura franquista. Menéndez ha esgrimido que las víctimas pueden acudir a los tribunales por la vía contencioso-administrativa para negar que exista la impunidad judicial del franquismo y ha sacado a flote la Ley de Memoria Histórica como un conjunto de medidas de "reconocimiento y de carácter simbólico" para las víctimas, a pesar de que el Partido Popular la anuló de facto dejándola sin fondos. De hecho, las exhumaciones se están realizando con voluntarios y con el dinero de los familiares de las víctimas.

El principal argumento del Gobierno del Partido Popular ante la ONU se ha sustentado en el consenso político de la Transición y en el convencimiento de que "el olvido y el perdón" eran la única vía para "la reconciliación". "La Transición española es un caso especial porque constituye una reconciliación nacional sin justicia penal de acuerdo a la decisión consensuada por la inmensa mayoría de fuerzas parlamentarias elegidas de manera libre y democrática", ha señalado Menéndez.

Ante la exposición de Menéndez, Pablo de Greiff, que ha leído previamente su informe, ha señalado que la asistencia y reparación de las víctimas "no es un asunto de políticas partidistas o programas políticos, sino de principios y derechos que conciernen a todos. España puede hacer mucho más". Cabe destacar que ninguna víctima de la dictadura ha podido participar en un debate donde una vez más son la principal ausencia.


El presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos en España y promotor de la llamada Querella Argentina, Jacinto Bonilla, ha querido destacar en declaraciones a Público que el relato de la representante española es "erróneo de raíz". 

"Esta justificando el no cumplimiento de las obligaciones internacionales contraídas por España en virtud de la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas y la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, entre otras, por motivos de conveniencia política en un momento dado como fue la Transición", señala Bonilla, que explica que confrontar "razones jurídicas con razones políticas", como ha hecho la representante española, es "negar el Estado de Derecho".

Por su parte, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha calificado en un comunicado como "lamentable" la internvención del Gobierno ante el Alto Comisionado de la ONU para los derechos humanos. "Resulta lamentable ver que en una democracia como la española, delitos de lesa humanidad, que no pueden prescribir por ninguna ley de amnistía, son archivados sin llevar a cabo la más mínima atención a los familiares que han sufrido los delitos más graves que se pueden cometer contra un ser humano: detenerlo ilegalmente, torturarlo, asesinarlo y esconder su cadáver", ha asegurado Emilio Silva, presidente de la ARMH.


El viernes fue el turno para la exposición del informe que elaboró el grupo de trabajo de Naciones Unidas contra las desapariciones forzadas en su visita a España durante el pasado mes de septiembre de 2014. La delegación tenía como objetivo esclarecer si el Estado español cumple con su obligación de investigar los crímenes cometidos por la dictadura franquista y de reparar a las víctimas.

Las observaciones preliminares del grupo de trabajo fueron contundentes. Entre otras aseveraciones, el grupo instó al Estado español a juzgar las desapariciones que tuvieron lugar durante la Guerra Civil y la dictadura, así como a emprender las reformas necesarias para que la Ley de Amnistía no sea un obstáculo. Además, recomendó al Gobierno a dotar de contenido y fondos la Ley de Memoria Histórica y a colaborar con las asociaciones memorialistas y de víctimas. Así lo explicó el autor del informe, Ariel Dulitzky, en una entrevista concedida a Público.

Sobre este último informe se pronunció Alberto Ruiz Gallardón en el pleno del Senado. El entonces ministro de Justicia señaló que el Gobierno "discrepa claramente" con algunos aspectos que recogen los informes de la ONU sobre los crímenes de la Guerra Civil y el franquismo, sobre todo, en la derogación de la Ley de Amnistía de 1977.


FUENTE: Publico.es

sábado, 14 de febrero de 2015

¿Dónde está su recuperación, Sr. Rajoy?



El informe de la European Anti Poverty Network (EAPN) describe un país donde sólo 500.000 personas viven con holgura, mientras más del 67% de españoles y españolas no llegan a fin de mes, 13 millones están en grave riesgo de exclusión social y 3 millones en situación de severa pobreza. 

Ante estos datos, dados a conocer recientemente, al señor presidente del gobierno español sólo se le ha ocurrido declarar que describen un país que él no conoce; una afirmación que no me es extraña porque no puede seguir insistiendo en una recuperación económica cuando hay cientos de miles de personas que carecen de los recursos más básicos.

El pasado mes de diciembre, días antes de la celebración de las fiestas navideñas, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, anunció a bombo y platillos que la crisis económica en España era historia del pasado y que ésas iban a ser las Navidades de la recuperación.

Desde aquellas declaraciones hasta las vertidas en la sesión de control parlamentario de la mañana del miércoles 11 de febrero, el discurso de Rajoy se ha centrado en seguir ensalzando una recuperación económica que, según los datos que han salido recientemente a la luz en el Informe de la European Anti Poverty Network (EAPN), está en ese país paralelo que se imagina el señor presidente en su cabeza, y que mentira tras mentira repite hasta la saciedad con la vista puesta, muy probablemente, en las elecciones que tendrán lugar a lo largo del presente año.

Verdaderamente, el 2015 es un año crucial electoralmente hablando, y en el que nos jugamos mucho, tanto el conjunto de la ciudadanía como los propios partidos políticos, con el Partido Popular a la cabeza. Pero la corrupción y la mala gestión del gobierno, junto con la irrupción de Podemos, pueden dejar herido de muerte a un partido que se alzó con la victoria por mayoría absoluta en las elecciones de 2011. Sin embargo, no ha sabido gestionar esta mayoría, creyendo que la misma era un cheque en blanco para convertir a España en un país de desigualdades, sin ilusión, donde 3 millones de españoles y españolas sufren pobreza severa y casi 13 millones están en grave riesgo de exlución social. 

Pero don Mariano Rajoy sigue erre que erre, alardeando de que en el año 2014 se ha creado empleo neto, pero ocultando al mismo tiempo que para esa creación se ha destruido empleo de calidad siendo sustituido por puestos de trabajo precarios, la mayoría de ellos con salarios muy bajos que llevan a que un 67% de la población no llegue a fin de mes y que, de este porcentaje, un 11% esté al borde de la pobreza y de la exclusión social.

Y, aún así, el Partido Popular (PP), fuerza política en el poder, pretende tapar el sol con un dedo: se cree que lanzando mensajes positivos a la población, esos 13 millones de personas (de ellas, más de 2 millones de niños y niñas) van a poder alimentarse adecuadamente, van a poder hacer frente a sus necesidades más básicas.

Frente a estos datos, Sr. Rajoy: ¿dónde está su tan celebrada recuperación? Los brotes verdes de los que hablaba parecen haberse congelado bajo estos intensos fríos en alguno de los cientos de miles de hogares
que sufren pobreza energética; o quizá habrán sido engullidos por esos más de 2 millones de niños y niñas que viven bajo el umbral de la pobreza y que, posiblemente, sólo puedan llevarse a la boca la comida que reciben en los comedores escolares o sociales; o quizá se encuentren en cualquiera de los contenedores de basura repartidos por toda la geografía española en los que a diario cientos de personas buscan algo para comer; o quizá estén en los aeropuertos o agazapados en las maletas de nuestros y nuestras jóvenes, de nuestros y nuestras amigas y de nuestros familiares que, sin futuro ni oportunidades de sentirse personas en el país que les ha visto nacer, han tenido que marchar a otros lugares en busca de trabajo, de una vida más digna (movilidad internacional, lo llama cínicamente la ministra de trabajo); o quizá se hayan quedado entre los sueños y las ilusiones truncadas de millones de personas que lo han perdido todo tras un desahucio, tras la pérdida del empleo, tras la sinrazón de una crisis que lo ha devorado todo dando lugar a un horizonte lleno de oscuridades y de perspectivas poco claras.

Sí, Sr. Rajoy, cada dato y cada cifra de este informe de la EAPN confirma que, para la gran mayoría de la población que vive en este país, la crisis económica no es historia del pasado. Los datos macroeconómicos pueden, posiblemente, decir otra cosa: pero para ese 67% que no llega a fin de mes, para esos 13 millones de personas en riesgo de exclusión social y para esos 3 millones en situación de pobreza severa, la crisis económica sigue muy presente en su día a día, convirtiéndose en su mayor preocupación; un problema para el que su gobierno, Sr. Rajoy, de momento, no sabe ni quiere dar solución; simplemente, porque, para el PP, España no es ese país cuya realidad describen estas cifras, porque para Rajoy, según sus propias palabras, describen un país que él no conoce, ignorando la realidad de cientos de miles de personas -para las cuales también dice gobernar-. Quizá ésta sea la primera verdad que ha dicho Mariano Rajoy en estos tres años largos de legislatura, y posiblemente sea la única.


FUENTE: Blasting News

miércoles, 4 de febrero de 2015

Podemos e Izquierda Unida: el partido orgánico de la revolución democrática


Manolo Monereo* | Cuarto Poder


Para José Díaz Ramos, memoria vivida.

Que se está construyendo acelerada y sistemáticamente el partido antiPodemos no hay ninguna duda. Bastar mirar los medios de comunicación y se verá con mucha claridad que todo está ya permitido. Se trata de confundir, desviar y convertir a esta fuerza política en algo contrario a lo que es. La idea que hay detrás es simple: todos somos iguales, es decir, todos robamos, nos aprovechamos de los bienes públicos y nos corrompemos en el ejercicio de nuestras responsabilidades. El asunto es tan evidente que se persigue y se pone bajo sospecha a otras personas que, estando en IU, defienden la convergencia con Podemos. Los casos de Tania Sánchez y Alberto Garzón son muy conocidos.

Lo que hay es que los partidos y las fuerzas del sistema intentan liquidar a aquellos que los ponen en cuestión. Aquí aparece una idea que tiene mucho que ver con la concepción del Partido que tenía Antonio Gramsci. Como es conocido, el comunista sardo distinguía entre los partidos-institución y el partido orgánico. Los "partidos-institución" son los que conocemos, los que se presentan a las elecciones, los que escenifican "terribles" debates y acusaciones tremebundas. Me refiero al PSOE y al PP. Son los partidos del régimen (junto con los partidos de la burguesía vasca y catalana), son partidos que están de acuerdo en lo fundamental y divergen en lo accesorio. Ellos llaman a lo fundamental "cuesiones de Estado" que van desde la Monarquía hasta la OTAN, pasando por los tratados de la Unión Europea y terminando por el TTIP en negociación secreta.

Desde el punto de vista de Gramsci éstos serían el partido orgánico del régimen, es decir, las fuerzas fundamentales que hacen posible el dominio de las clases económicamente dominantes. El Estado, su autonomía relativa, permite organizar a las clases dirigentes y obtener el consenso de las clases subalternas. Cuando llegan las crisis, como ahora, esa autonomía relativa se hace mucho más estrecha y es fácil percibir que, tanto el Estado como los partidos dominantes sirven abiertamente a los intereses de los grupos de poder económicos. Para entender bien lo que acabo de decir (lo he señalado varias veces en este año) es preciso señalar que, muchas veces, el PSOE ha sido más eficaz para esta tarea que el PP.

Para entender lo que Gramsci quería decir es necesario subrayar que el partido orgánico del régimen incluía muchas veces un "estado mayor" que no necesariamente formaba parte del partido institución, y que podía ser un periódico, medios de comunicación, instituciones religiosas y demás fuerzas no formales, jurídicamente independientes pero que mantenían y desarrollaban el régimen político existente. En el centro de todo ello estaban los intelectuales "orgánicos" que aseguraban la hegemonía de las clases dirigentes, sin olvidar a las fuerzas del orden que siempre son la garantía última del poder.

Es útil manejar la "caja de herramientas" del conocido comunista italiano para analizar en toda su complejidad la crisis del régimen que hoy estamos viviendo en nuestro país. Si las cosas las vemos desde abajo, desde los hombres y mujeres comunes, nos daremos cuenta hasta qué punto la emergencia de Podemos cambia el campo de la política. Crisis de régimen y emergencia de Podemos están íntimamente relacionados, sabiendo, Gramsci aquí de nuevo es necesario, que los procesos de ruptura y de restauración están siempre presentes y que nada garantiza el triunfo futuro. Transformación y transformismo son dos modos de ver la alternativa a la que antes se ha hecho referencia.

Lo primero fue una masa difusa, heterogénea y contradictoria disponible para la acción política; en segundo lugar, un grupo dirigente que con audacia intenta representar a este amplio sector social; y ahora lo que se vive es el proceso contradictorio y conflictual de construcción de una fuerza política con voluntad de alternativa de gobierno, de régimen y de sociedad. Algo que no es nada fácil, como se puede entender.

Aquí es donde juega su papel el partido orgánico. Más allá de la natural competencia entre partidos, parece evidente que el actual Podemos ni política, ni organizativa, ni programáticamente tiene la fuerza suficiente para emprender esta tarea en solitario. Los riesgos de restauración o de cooptación por el sistema no dependen sólo de la buena o mala voluntad del equipo dirigente sino de la correlación real de fuerzas político-sociales en un contexto, hay que subrayarlo, dominado por la Europa alemana del euro.


Quizá, para comprender cabalmente lo que se acaba de decir, deberíamos plantearnos cuál es la tarea común para la que, tanto Podemos como IU, están comprometidos. El núcleo de unidad o de convergencia no es otro que el siguiente: conquistar el gobierno para, desde ahí, abrir un proceso constituyente para un nuevo régimen político democrático en nuestro país. La tarea es inmensa y tendrá enfrente a los poderes reales internos y externos. Habría que ir más lejos. El margen de autonomía real de un gobierno Podemos-IU no sería demasiado grande. Como se verá en Grecia tras llegar al gobierno Syriza, los tratados de la Unión nos convierten en un protectorado de la Europa alemana, es decir, la tarea más complicada es mantenerse en el gobierno y ganar día a día autonomía para hacer políticas democrático-populares.

El proceso constituyente es la pieza clave. ¿Por qué? Porque para conseguir nuevos instrumentos, nuevas instituciones y nuevas formas de participación desde abajo, se requiere una nueva legitimidad que genere una nueva legalidad que permita realizar los cambios sustanciales. Sin esto, como antes se indicó, lo que se puede hacer desde un gobierno de unidad popular no es demasiado y, además, puede frustrar las esperanzas de los ciudadanos y ciudadanas. Se podría decir, cosa que es cierta, que para esto hace falta la solidaridad de otros países del sur y el compromiso de la izquierda europea. Pero, al final, es aquí y desde aquí desde donde se deben operar los cambios y eso obliga, de una u otra forma, a abrir un proceso constituyente en el país.

Esta tarea exigirá una enorme movilización social y un compromiso político de una parte sustancial de la ciudadanía. Aquí hay un problema no pequeño. Parecería que con la alternativa electoral de Podemos el movimiento social se ha paralizado y que, razonablemente, la opción ya es sólo político-institucional. Esto tiene riesgos serios. Una estrategia nacional popular debe de tener en su centro una alianza de clases amplia y, sobre todo, una enorme capacidad de movilización social. En definitiva, sin un contrapoder social y cultural que apoye a un gobierno democrático en nuestro país no parece que los cambios que las poblaciones exigen se puedan realizar.

Conviene ahora volver al partido orgánico. Para realizar, hablando con rigor, la revolución democrática que este país necesita, Podemos e IU son insuficientes, necesitamos mucha más fuerza organizada, más capacidad de alternativa y una presión social sostenida en el tiempo. Por eso, deberíamos de abrir en el conjunto de la izquierda y más allá un debate sobre la estrategia a seguir, las alianzas a organizar y las propuestas a realizar en una sociedad y en un mundo que cambia aceleradamente. Expreso mi convicción de que en esta batalla estratégica es decisivo ganarse a la clase obrera organizada, a los trabajadores y trabajadoras: lo nacional popular, a medio o largo plazo, exigirá un protagonismo de clase.

Se trata, una vez más, de pensar en grande y de no dejarse tentar por un electoralismo fácil o, lo que sería peor, terminar en el bloque antiPodemos. Nuestra gente necesita unidad para avanzar, una mayoría social muy amplia y una enorme capacidad para despertar ilusión y generar esperanza. Debemos convertir el sentido de la vida y el horizonte de sentidos de la gente común en fuerza operativa y actuante. Necesitamos liderazgos fuertes que inviten a la auto organización y no sólo a la delegación como una fuerza partidaria de masas y movimientos sociales capaces de mantener y defender un proyecto común.

En definitiva, se trata de construir el partido orgánico de la revolución democrática que suponga un nuevo equipo dirigente en el país al servicio de una sociedad de hombres y mujeres libres e iguales comprometidos y comprometidas con la emancipación social. A esto se le ha llamado en España siempre república. Cada vez más, esto depende de nosotros y de nosotras, de las personas que creen que se puede transformar la sociedad y convertir nuestras creencias y valores en fuerza y programa político. Nada que perder, todo que ganar.



(*) Manolo Monereo es politólogo y miembro del Consejo Político Federal de IU.


FUENTE: Cuarto poder

domingo, 1 de febrero de 2015

Mary Shelley, la creadora de la primera novela de ciencia ficción: Frankenstein


Un día como hoy, pero de 1851, fallecía Mary Shelley, creadora de Frankenstein e hija de la escritora y feminista Mary Wollstonecraft, autora de Vindicación de los derechos de la mujer.

"Uno de esos seres que sólo aparecen una vez por generación, para arrojar sobre la humanidad un rayo de luz sobrenatural. Ella brilla, aunque parezca oscurecerse y los hombres crean que está apagada, pero se reanima de repente para brillar eternamente".
Mary Shelley (hija de Mary Wollstonecraft y autora de Frankestein)



Mary Wollstonecraft Godwin, más conocida como Mary Shelley (Londres, 30 de agosto de 1797 - ídem, 1 de febrero de 1851), fue una narradora, dramaturga, ensayista, filósofa y biógrafa británica, reconocida sobre todo por ser la autora de la novela gótica Frankenstein o el Moderno Prometeo (1818). También editó y promocionó las obras de su esposo, el poeta romántico y filósofo Percy Bysshe Shelley.

Originaria de Londres, Inglaterra, Shelley nació el 30 de agosto de 1797, siendo hija del filósofo William Godwin y la escritora y filósofa feminista Mary Wollstonecraft, autora de The Vindication of the Rights of Woman (1792).

De acuerdo con sus biógrafos y biógrafas, su madre murió pocos días después de su nacimiento, dejando huérfana también a Fanny Imlay, su hermanastra de tres años y medio. Tiempo después, su padre contrajo matrimonio con una viuda, quien era madre de dos hijas, y juntos concibieron otro hijo. 

Godwin llevó a sus dos hijas a la unión, sin embargo, Mary nunca se llevó bien con su madrastra, quien decidió que sólo su hermanastra fuera enviada a la escuela, cita el portal electrónico "biography.com".

Aunque no contó con una educación formal, Mary se acercó a los libros por propio interés, de tal manera que podía sentarse a leer junto a la tumba de su madre.

Poco a poco, la escritura se convirtió en su mejor pasatiempo y publicó su primer poema, Mounseer Nongtongpaw, en 1807.

A la edad de 16 años dejó su hogar, para partir a Francia y a Suiza con el poeta británico Percy Shelley (1792-1822), con quien mantenía una relación amorosa.

La pareja contrajo matrimonio en 1816, después de que la primera esposa del poeta se suicidara. Como resultado de la unión llegó su hijo Percy Florence.

En 1818 publicó su primera novela, Frankenstein, considerada la más importante de sus obras y fundadora de la ciencia ficción; ésta la escribió por una apuesta que estableció con el poeta británico Lord Byron (1788-1824).

A decir de Mary Shelley, surgió de una pesadilla que tuvo a los 18 años, y al contarla en una reunión con el poeta, donde se leyeron cuentos de terror, formó el personaje que más tarde se convirtió en un notable éxito para la escritora.

La popularidad de Frankenstein, cuya historia gira en torno a una criatura creada por un estudiante a partir de cadáveres humanos, la llevó a ser adaptada para teatro y cine, incluso ha servido como inspiración para algunas parodias.

Cabe destacar, también, su novela El último hombre, publicada en 1826, que continuó en la línea de la ficción.

En 1822 murió su esposo, por lo que la autora comenzó a difundir las obras del también poeta, a través de Poemas póstumos (1824) y Obras poéticas (1839).

Mary Shelley falleció el 1 de febrero de 1851 en Londres, Inglaterra, a los 53 años de edad. Fue enterrada junto a sus padres en el cementerio de St Peter, en Bournemouth, Inglaterra.

A su muerte fue principalmente recordada como la esposa de Percy Bysshe Shelley y la autora de Frankenstein. Desde la primera adaptación teatral de esta novela en 1823 a las adaptaciones en el cine llevadas a cabo en el siglo XX, incluyendo las famosas versiones de James Whale en 1931, la de Mel Brooks en 1974 (El jovencito Frankenstein) y la de Kenneth Branagh de 1994, o Remando al viento de Gonzalo Suárez en 1987, el primer contacto con la obra para muchas audiencias ha sido a través de adaptaciones. Durante el siglo XIX, Mary Shelley comenzó a ser vista como la autora de una sola novela: Frankenstein.

En el prólogo que ella misma escribió en 1831 para Frankenstein, Mary Shelley (1797-1851) responde a una pregunta que le hacían con insistencia: ¿cómo se le había ocurrido una idea tan horrorosa? Cuenta allí la génesis de una obra que sería clásica y congrega altísimos valores literarios filosóficos y mitológicos. La novela narra cómo el joven científico Victor Frankenstein se propone combinar los adelantos de la química y la física para investigar el origen de la vida. Creyendo servir así a la humanidad e ignorando todo límite, crea en su laboratorio un ser humano compuesto con órganos y miembros de personas muertas. Una vez vivo, ese ser resulta monstruoso. Frankenstein, herido en su narcisismo y ciego a lo que ha producido, desprecia esa aberración. La bestia, despechada por la falta de amor y reconocimiento, escapa al control de su desquiciado creador y se transforma en una desbocada fuerza asesina. Sus crímenes (que incluyen a seres cercanos al científico) les serán adjudicados a personas inocentes, a quienes se condenará injustamente por ellos. 

Frankenstein calla, pero vive torturado por una culpa y una angustia crecientes. Su criatura lo busca, finalmente se encuentran, el monstruo pide aceptación, el científico la niega y, en cambio, le enrostra su odio. Quiere alejarlo, pero no será posible, y aunque pudiera matarlo no eliminará ni apagará el infierno moral que encendió dentro de sí con su soberbia y su omnipotencia. “Soy su obra y le debo afecto y sumisión, por ley natural usted es mi dueño y señor”, le recuerda el monstruo. Y esto es lo que Víctor Frankenstein no soporta: sabe que es él, y nadie más, el verdadero culpable, aunque física y técnicamente no haya matado a nadie. Y deberá aceptar la presencia de su criatura, deberá escucharla, reconocerla y acompañarla, como ocurre en la novela, hasta el fondo de la oscuridad en la que ambos se arrojan, cada uno a su modo.

Publicada por primera vez en 1818, Frankenstein es una obra literaria mayor, inagotable, de una belleza sombría y una profundidad inquietante, escrita por una chica de 19 años, casada con el célebre poeta romántico Percy Shelley. Como todos los clásicos, se mantiene vigente porque periódicamente en las sociedades ocurren cosas que remiten a sus contenidos, los reavivan y los confirman. No dejan de aparecer los monstruos descontrolados creados por la soberbia, la prepotencia, la codicia, la inmoralidad, la psicopatía, la perversión o el narcisismo. Víctor Frankenstein resucita ocasionalmente como científico, como tecnócrata, como economista, como asesor, como ministro en la luz (o en la sombra) y como presidente o presidenta de un país.


A veces uno de estos Frankenstein reniega de su criatura e intenta matarla. Por ejemplo, decreta el final de un servicio de inteligencia capaz de producir asesinatos disfrazados de suicidio, misteriosas desapariciones u otras brutalidades. Cree que con el monstruo desaparecen sus propias huellas de creador e inspirador. Pero el Frankenstein de Shelley tiene una hondura de la que estos chatos émulos carecen. Conoce la culpa, tiene conciencia de lo que ha desatado. Sabe que la muerte de su criatura no eliminará la matriz que la creó, pues esa matriz está en él y, por lo tanto, puede provocar nuevas criaturas. Víctor Frankenstein sabe, y ésta es su tragedia, que ha cruzado una línea imborrable y sin retorno. Nada de esto roza siquiera la conciencia de quien, creyéndose la víctima y no la victimaria, anuncia que el monstruo murió, que no fue creado en su laboratorio y que, sencillamente, parirá otro, esta vez bondadoso y útil. Esta banalidad, esta incapacidad de conectar con la tragedia, esta patética, destructiva y cegadora voracidad de poder, marca la diferencia entre el Frankenstein de la novela y su copia chapucera. En Frankenstein había arte. Aquí sólo hay crimen. En lo único que se parecen, cuando se los compara bien, es en la letra k. Por lo demás, la obra de Mary Shelley ya probó ser inmortal, mientras estos personajes, más allá de su inmensa capacidad de daño, posiblemente se hundirán, a la larga, en el más negro y merecido de los olvidos.



FUENTE: EL SIGLO DE TORREÓN, PERFIL | SERGIO SINAY

Concepción Arenal, la fuerza de un ideal.


Hoy se cumplen 195 años del nacimiento de una mujer que, sin pretenderlo, fue indispensable en la lucha por la emancipación de las mujeres en España.
"La sociedad no puede en justicia prohibir el ejercicio honrado de sus facultades a la mitad del género humano".
Nacida mujer en una época adversa para su género, Concepción Arenal supo enfrentarse con valor a la sociedad de su tiempo, convirtiendo la reivindicación de la capacidad intelectual de la mujer y su derecho a una educación igual a la del hombre en una lucha sin tregua, lo que hizo de su vida una auténtica cruzada feminista. El único "pero" que se le puede poner a sus planteamientos, sin empañar su importante papel en pro de la emancipación de la mujer, es que jamás cuestionó los roles sexuales establecidos. Pero, aún así, podemos decir que Concepción Arenal es uno de los nombres propios del feminismo en España, y una de las primeras mujeres que dedicó su vida a defender los derechos de los grupos sociales más desfavorecidos y marginados, y entre ellos los de las mujeres, a las que consideró como ser humano marginado a quien hay que ayudar, estimular y respetar, pero no con sentimientos paternalistas de galanteo y protección, sino educándolas en la dignidad de su propia condición. Y lo hizo escribiendo textos cercanos, escribiendo para que la leyeran, para que la entendieran, para que sus lectores participaran en sus ideales.

Concepción Arenal Ponte vio la luz un 31 de enero de 1820, en El Ferrol (A Coruña), en el seno de una familia acomodada y de convicciones liberales. Su madre, María Concepción de Ponte, era descendiente de una familia noble, hermana del conde de Vigo. Su padre, Ángel del Arenal, sargento del ejército, era un firme defensor del liberalismo, que sería encarcelado en varias ocasiones por enfrentarse a la monarquía absoluta de Fernando VII, lo que le condenaría a una muerte prematura; dejando a Concepción huérfana de padre a la temprana edad de 8 años. Fuertemente influenciada por la ideología paterna, Concepción creció convencida de que debía defender sus convicciones personales y luchar por sus ideales, actuando en consecuencia.